La recolección de cerezas sin pedúnculos
ha sido una práctica cultural que persiste en el Valle de Jerte. Estas
variedades, denominadas “Picotas” y que engloban cuatro cultivares, son
originarias de este territorio y están protegidas bajo la Denominación de
Origen “Cereza del Jerte”. Estas variedades presentan peculiaridades
distintivas que facilitan su recolección sin pedúnculo sin comprometer su calidad
organoléptica y adecuación para la conservación frigorífica y exportación.
Los cuatro cultivares “Picotas” son Ambrunés, Pico Negro,
Pico Colorado y Pico Limón. Si bien presentan diferenciaciones morfológicas y
de coloración apreciables, comparten una serie de rasgos distintivos como es su
tamaño mediano, su recolección tardía, alta firmeza, tolerancia a su
manipulación con agua y a la conservación frigorífica.
Estas características, su origen y
una acertada estrategia de promoción y protección han permitido su diferenciación
tanto en el mercado nacional como en el mercado internacional, copando un alto
porcentaje de las exportaciones españolas de cerezas hacia los mercados
europeos.
Sin embargo, el futuro del cultivo
y la producción de la Picotas en el Valle del Jerte están altamente comprometidos por un conjunto de
características del cultivo y vicisitudes que han restado competitividad al
mismo: lenta entrada en producción, necesidad de polinización cruzada y frutos
de pequeño tamaño. Así, en la actualidad, no se están renovando las plantaciones
de Picotas del Valle del Jerte, sustituyendo las viejas plantaciones por otros cultivares
foráneos de recolección tardía, autofértiles, con frutos de mayor tamaño y recolectados
con pedúnculos, procedentes, en su mayoría, de programas externos de obtención
desarrollado en EEUU y Canadá.
Por otro lado, no es baladí
mencionar el persistente fraude cometido por las centrales de cerezas en la
comercialización de cultivares no protegidos bajo la Denominación de Origen por
“Picotas” mediante la práctica del arranque del pedúnculo, llevando a la
confusión de los consumidores. El pardeamiento de los pedúnculos sigue siendo uno
de los principales problemas de la comercialización de la cereza y en buena
medida el origen de esta práctica fraudulenta, ocasionada por prácticas
culturales que ralentizan su acondicionamiento frigorífico y los medios
precisos para llevarla a cabo, magnificando este problema.
La aptitud de las diferentes variedades
de cerezas al arranque del pedúnculo es muy desigual, presentando distintas
fortalezas de fijación del pedúnculo en el fruto. En cultivares no adecuados
para esta práctica, el desprendimiento del pedúnculo ocasiona el desagarres de los
tejidos internos del fruto provocando exudaciones, desarrollo de enfermedades
fúngicas, y una excesiva pérdida de peso por deshidratación limitando la vida
útil y comercialización de los frutos.
La pérdida de las “Picotas” del
Valle del Jerte y su sustitución por variedades foráneas y genéricas supondría la
desventaja de la “no diferenciación”
en los mercados de una marca de calidad consolidada ligada a un origen. Una
diferenciación que ha permitido su comercialización independiente del resto de
las cerezas recolectadas con pedúnculos en las principales grandes superficies
europeas.
Con la finalidad de evitar su
desaparición es preciso establecer una estrategia de producción de las Picotas
basada en programas de mejora de estos cultivares, que manteniendo sus rasgos específicos,
soslayen las deficiencias de su cultivo. Estas nuevos cultivares deberán ser obtenido por el desarrollo de “planes de
mejoras” de las Picotas, especialmente de la variedad Ambrunés en base a la
innovación de prácticas culturales de producción y procesos de selección y
cruzamientos de los cultivares actuales con variedades que les puedan otorgar las
características complementarias de las que carecen, como es el tamaño,
autofertilidad, rápida entrada en producción o mayor carnosidad, sin desvirtuar
las peculiaridades propias y distintivas de estas maravillosas cerezas. Es
preciso para ello, que las principales entidades del Valle del Jerte, cooperativas,
centrales hortofrutícolas y la D.O.P “Cereza del Jerte” lideren esta “Estrategia
para la Picota” impulsando y fortaleciendo los proyectos de
investigación en curso, marcando políticas y pautas de producción que
favorezcan el desarrollo de este cultivo diferenciado. Una mejora continua del
producto conjuntamente con las políticas de promoción desarrolladas permitirá un
futuro para nuestras cerezas basadas en su diferenciación en los mercados
internacionales, facilitando la rentabilidad y el futuro del cultivo de la
cereza en el Valle del Jerte.