El Rajado de las Cerezas

El rajado de las cerezas, conocido como "cracking", representa uno de los desafíos más significativos en la producción de este fruto, impactando profundamente tanto la calidad como la viabilidad económica de las cosechas. Este fenómeno ocurre principalmente cuando la integridad de la piel de la cereza se ve comprometida debido a una absorción rápida y excesiva de agua, resultando en la ruptura de la piel y frecuentemente en la pérdida total del fruto para la venta.

 Factores Ambientales y Fisiológicos

El rajado se origina bajo condiciones climáticas específicas, factores como las precipitaciones durante las etapas de desarrollo y las etapas fenológicas avanzadas pueden aumentar la susceptibilidad al agrietamiento. Durante episodios de lluvia, las cerezas no solo absorben agua a través de su epidermis, sino también significativamente a través de sus pedúnculos. Esta ruta proporciona un camino directo para que el agua entre en la fruta, aumentando rápidamente su contenido hídrico y la presión interna. Si este ingreso de agua ocurre más rápido de lo que la fruta puede evacuar, el volumen interno aumenta drásticamente, y la presión sobre la epidermis se intensifica hasta que se excede su capacidad de elasticidad, causando el rajado. Si además de la lluvia, bajan las temperaturas, estas pueden reducir la elasticidad de la epidermis, que se vuelve menos flexible y más susceptible a romperse bajo el aumento de la presión de turgor.

Desde una perspectiva fisiológica, la acumulación de azúcares en la fruta crea una alta presión osmótica interna, que fomenta un gradiente osmótico que promueve aún más la entrada rápida de agua, exacerbando el riesgo de rajado.

Factores Intrínsecos que Influyen en la Susceptibilidad al Rajado

Las propiedades de la cereza que pueden afectar su susceptibilidad al rajado incluyen:

·        Espesor de la epidermis: Las variedades con una epidermis más gruesa tienden a resistir mejor el rajado debido a su mayor resistencia mecánica.
·        Firmeza de la fruta: Las cerezas con pulpa más firme suelen ser más propensas al rajado por su menor flexibilidad ante cambios en la presión interna.
·        Absorción de agua: La cantidad y la tasa de agua absorbida pueden influir en la susceptibilidad al rajado.
·        Características cuticulares: Variaciones en el grosor, composición y permeabilidad al agua de la cutícula afectan la resistencia al rajado.
·        Contenido de calcio: Niveles adecuados de calcio mejoran la firmeza de la fruta y reducen el riesgo de rajado.
·        Composición de la pared celular: La naturaleza y solubilidad de la pectina influyen en las propiedades mecánicas de la epidermis.
·        Presión de turgor: Los cambios en esta presión pueden impactar la resistencia de la epidermis al rajado.
·        Tamaño y madurez: Frutas más pequeñas y menos maduras suelen ser menos propensas al rajado.
·        Propiedades fisiológicas: El movimiento de agua y la estructura de la epidermis son cruciales para la capacidad de resistir el rajado.

Influencia Genética

La influencia genética en la resistencia al rajado de las cerezas es un área de estudio crucial para desarrollar variedades más tolerantes a este problema. Los esfuerzos de investigación han demostrado que las características genéticas específicas de cada variedad pueden influir significativamente en su susceptibilidad al rajado. Por ejemplo, se ha identificado que variedades como 'Regina' muestran una mayor resistencia al rajado en comparación con otras, debido a la expresión de genes específicos que mejoran la elasticidad de la piel de la fruta y regulan el transporte de agua.

Los genes que regulan la expansina, implicada en la extensión de la pared celular, y las acuaporinas, que son canales para el transporte de agua en las células, juegan roles determinantes. En particular, se ha observado que el gen que regula la expansina en las cerezas, conocido como PaEXP1, está asociado con una mayor resistencia al rajado en ciertas variedades. Estos genes afectan directamente la elasticidad de la epidermis de la cereza, permitiendo una mayor adaptabilidad frente a los cambios rápidos en el volumen interno causados por la absorción de agua.

Además, otro gen, el PaPIP1;4 está relacionado con las acuaporinas, que son proteínas de transporte de agua en las plantas. Las acuaporinas desempeñan un papel crucial en la regulación del movimiento de agua a través de las membranas celulares y pueden influir en la absorción y distribución de agua en los tejidos de la planta, incluidos los frutos y han sido identificados como componentes cruciales en la prevención del rajado. Estas proteínas facilitan un transporte de agua más controlado a través de las membranas celulares, lo que puede prevenir el aumento rápido de presión que causa el rajado.

La selección de variedades con base en estos conocimientos genéticos puede permitir a los obtentores optar por aquellas variedades con menor susceptibilidad al rajado, lo cual es esencial para minimizar las pérdidas económicas asociadas con este problema y garantizar una producción más sostenible y rentable de cerezas.